Seamos un poco como el “CHE”
- mentestudiosa
- 3 oct 2013
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Ernesto Guevara de la Serna, el "Che"
Nació en Rosario (Argentina) el 14 de junio de 1928. Médico. Viajero incansable. En México se une, en julio de 1955, a los expedicionarios que comandados por Fidel Castro arribarán a Cuba para iniciar una revolución que acabaría con la dictadura militar de Fulgencio Batista. Estuvo al frente de uno de los destacamentos que desde Sierra Maestra combatió a las tropas del ejército de Batista.
No pretendo hacer un resumen de su historia, sólo rescatar algunos de aquellos valores que tuvo, y que, a mi juicio, son tan necesarios en la sociedad actual huérfana de utopías, carente de proyecto colectivo, y desgarrada por los odios y las tensiones propias de una homogeneidad ideológica sin fisuras. Quiero exponer su actitud ante la vida, ante el mundo, sin tapujos, con sus errores y sus defectos.
Hasta sus más acérrimos enemigos le reconocen una enorme capacidad de trabajo, de liderazgo, de organización, puntualidad, perseverancia (terca en muchos casos), autodisciplina, austeridad, incapacidad para tolerar la ambivalencia (ambigüedad), decisión, pasión en la defensa de sus convicciones, inteligencia. Era irreverente, ambicioso, luchador, voluntarioso, entregado a los demás, exigente pero sin pedir a los demás algo que no se impusiera a sí mismo; un individuo fuertemente movido por una ética personal que lo impulsa a la solidaridad y el bien común sin necesidad de incentivos materiales para ello.
Eran cualidades que le hacían destacar y que marcaron sus actos. No era perfecto, podía llegar a ser muy huraño, incluso en el trato con los demás, con explosiones de enojo; pero, a la vez, con la nobleza y la decencia de reconocer sus errores y disculparse. Quizás su aguda y omnipresente dolencia asmática influyó en su carácter y ánimo. Para sus críticos se trataba de una persona soberbia, arrogante e insensible.
Posiblemente a casi todos, en muchos momentos, nos gustaría tener rasgos del "Che".
Su apego al "pueblo llano", a los campesinos y a los obreros siempre fue sincero; incluso cuando tuvo importantes responsabilidades en el Gobierno siguió asiduamente acudiendo los fines de semana a realizar "jornadas de trabajo voluntario", que no todos los líderes igualaban a esta tareas. Reflexivo y responsable de sus actos; aunque, también, es cierto que en ocasiones no supo analizar con realismo la situación (le ocurrió en su lucha en el Congo, y en Bolivia donde le costó la vida). Quizás porque era impaciente por alcanzar las metas que se imponía, porque era un inconformista y porque su voluntad indomable se transformaba, a veces, en testarudez.
Era un orador muy notable, elocuente, versátil en las tareas de gobierno, con una gran capacidad de síntesis, prolífico escritor (de artículos, cartas, ensayos, libros, etc.), un voraz lector y con un afán insaciable por aprender de todos los países, de todos los temas.
Persiguió unos objetivos y principios muy claros (errados o no, depende de quien opine) como: eliminar la pobreza, acabar con la explotación, mejorar las condiciones de los más desfavorecidos, repartir la riqueza, el establecimiento de la igualdad, la liberación individual y colectiva, la solidaridad, detener la violencia y la guerra. Proponía destruir costumbres, maneras de proceder, tabúes. Predicó la liberación de las pasiones, experimentar sensaciones fuertes e inexploradas sin aparente riesgo ni coste, el altruismo. Fue un combatiente, un luchador duro, cruel dirían otros.
Cualquiera que conozca un poco de su historia ¿cómo no se va a sentirse embrujado por una personalidad tan inquieta, con unos ideales tan "nobles"?
No obtuvo buenos resultados como Director del Banco Nacional, ni como Ministro de Industrias, pero no lo tuvo nada fácil. El descalabro de la economía cubana (1961-3) no sólo se debió a los errores del Che (inexperiencia, impuso cambios inasequibles, centralización de las decisiones, etc.) sino a factores estructurales e inamovibles (escasez de divisas, bloqueo de Estados Unidos, descenso de la producción de azúcar por la política de diversificación agrícola, déficit crónico en la balanza de pagos, dependencia del Bloque comunista).
Lo cierto es que siempre existirá alguien que destaque (por sus aptitudes, etc.) y que trate de llevar al máximo sus postulados. Dispuesto a dar la vida por sus ideales y que opinaba que los demás debían actuar en consecuencia. Se puede estar o no de acuerdo en si fue demasiado estricto en su vida, en su lucha "por la causa"; al final, es cuestión de qué asuntos son prioritarios para cada uno de nosotros. No se trata de ser ejemplo para los demás sino de vivir de acuerdo con tus convicciones. De influir de forma constructiva en el destino de las personas y que la mente de cada uno actúe sobre sí mismo para conseguirlo.
Puede ser un estímulo para todos, pues demuestra que es posible conseguirlo, que no es una utopía irrealizable, que otro mundo es posible.
Sus convicciones políticas y su defensa del comunismo, tuvo no pocas contradicciones ideológicas y desengaños con sus aliados y compañeros. Pero es innegable que tenía ideas totalitarias y que se comportaba, en ocasiones, como una persona autoritaria. Que su meta fuera (como le acusan) la creación de un régimen de estado estalinista y burocrático, no se sostiene (al menos en lo referente al aspecto estalinista) ya que fueron sonados sus desencuentros y rechazos con el régimen soviético.
Sus detractores dicen que era un criminal, que ordenó ejecuciones, que mato a otros. Que participara activamente en el sistema "reeducador" (que se convirtió en represor) cubano es incuestionable; y que se produjeron en Cuba decenas de ajusticiamientos que el conociera es muy posible (asimismo, están documentados casos de su intermediación que evitaron este final). Porque es cierto que no albergaba mayores dudas internas sobre el recurso a la pena capital o a los juicios sumarísimos. Y es conocido que donde se produce una guerra se producen estos efectos perversos.
Pero, también, es preciso comprender la realidad de aquellos tiempos, pues tampoco se les puede someter asépticamente al juicio de nuestra época, con nuestra mentalidad y nuestra valoración de la vida, porque no estaríamos siendo "justos"; es imprescindible entender el contexto. Era una época muy violenta y convulsa, donde la impunidad de los poderosos (dictadores, ejército, terratenientes, EE.UU., etc.) se traducía en brutales asesinatos y torturas a la población, donde la miseria (cuasiesclavitud) y la explotación social estaba incrustada con abuso en la sociedad, guerras y combates donde el contrario no respetaba la vida de los cautivos, incursiones de la CIA, sabotajes de los exiliados en Miami, etc. Prácticamente igual que ahora.
Su muerte se convirtió en un símbolo de la revuelta contra lo establecido, la insurrección, la irreverencia a la autoridad.
La expedición del grupo (comandado por el "Che") a Bolivia para iniciar la revolución del pueblo boliviano estaba condenada al fracaso de antemano, por las deficiencias de planificación, por los errores en el análisis de la situación, por el boicot del partido comunista boliviano; fue un "autosacrificio" consentido por el Gobierno de Cuba. Su fusilamiento en La Higuera, el 9 octubre de 1967, mientras se desarrollaba la Guerra del Vietnam, meses antes del Mayo de 1968… fue una muerte heroica en un momento clave. Y, posiblemente, estos hechos también ayudaron a que se convirtiera en un icono cultural.
Y nació el mito.
El "Che" es una personalidad que cautiva, que deja huella, que no pasa desapercibida, una persona adelantada a su tiempo, carismático y popular, un mártir, un "puro", un radical; y, naturalmente, resulta atractiva esta forma de ser.
No sólo se le recordará por la fotografía de Alberto Korda, con los ojos puestos en un horizonte indescifrable, el pelo al viento, el rostro despejado y limpio; sino por la manera en que afrontó la vida. Analizada de manera muy diferente, dependiendo del color con el que se mire.
Posiblemente si todos adquiriéramos un poco (o un mucho) de estas actitudes cabe la esperanza de que mejor nos iría al mundo. Extraigamos pues, cada uno, los valores e ideales que más se adapten a nosotros, con los que nos gustaría identificarnos.
Fdo. : Juan A. González
La vida en rojo. Una biografía del Che Guevara
Jorge G. Castañeda. Editorial Alfaguara
Artículo públicado en la revista de Solidaridad Obrera "Contramarcha" Nº 45 Marzo-Abril 2009.
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