Después vendrá la frustración
- mentestudiosa
- 2 may 2020
- 2 Min. de lectura

Puede parecer pesimista, pero creo que será una realidad posible.
Durante estas semanas de Estado “excepcional” se han ido creando, nos han ido formando, ideas de que todos somos esenciales, héroes.
Unos más que otros. Algunos porque velamos por la salud y la seguridad. Están quienes garantizamos los alimentos. O los que contribuimos al desarrollo o transporte (de ideas, mercancías, personas, etc.). También los que “sin hacer nada”, salvo atender a las instrucciones recibidas, permanecemos expectantes. Y, seguro, se podrían hacer más clasificaciones: cuidadores, limpiadores…
Ya que donde nos encuadran (las instituciones, la sociedad) o nos queramos incluir ahora, parece que es relevante para el futuro próximo. Ha sido un equilibrio difícil, tratando de conjugar tan variados egos, yos, superyós.
Unos, calculadores, con afán de ponerse los primeros en las casillas de salida, para, de nuevo, volver a correr y estar en cabeza de conseguir reconocimiento, posición destacada, recuperar prestigio, etc. Están los esperanzados en que se visibilice su mala situación actual. Y los ilusionados en que cambie el sistema para que…utópicos les define mejor.
Pero muchas de estas perspectivas no se verán satisfechas, fundamentalmente, porque:
Nuestra memoria colectiva tiende a ser débil y olvidadiza. Se distrae, a menudo, con los nuevos acontecimientos; lo que la genera una confusión.
El paso del tiempo, unido al cambio de las circunstancias (en ocasiones, imprevisibles), la llamada “vuelta a la normalidad”, hará muy complejo (imposible) mantener determinados compromisos y valoraciones, que se están haciendo.
La economía volverá a modificar nuestros planteamientos en cuanto a qué/quiénes creemos esencial, “dignos” de nuestro respeto. La precariedad y la competitividad seguirán siendo dueñas del panorama laboral/social/económico.
Surgirán/se propagarán tipos modernos de explotación para quienes hemos de ganarnos el sustento con nuestro esfuerzo. Flexibilidad, disponibilidad serán términos insertados a fuego, se extirparán otros (como: estabilidad, seguridad) a la par que este virus.
Se destaparán las envidias (entre colectivos), exacerbándose los egoísmos particulares por sentirse desplazados de esos lugares destacados; tratando de restaurar la estratificación anterior.
Por todo ello, creo que no debiéramos prestar mucho interés por estas categorizaciones. No contribuyamos a creernos más, o menos, que otros por las tareas (funciones sencillas, básicas que, prácticamente, todos podemos hacer) que circunstancialmente desarrollamos. Ni esperemos una especial mención en los libros de Historia.
Pues si fiamos a los demás nuestro propio convencimiento de quienes somos, estaremos siempre dependientes del volátil examen ajeno,
y despreciaremos nuestra personalidad.
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