Seguir adelante
- mentestudiosa
- 19 abr 2014
- 2 Min. de lectura
Puede que no te plantees aún cómo afrontar la vida tras el probable/hipotético colapso energético, que tendrá como consecuencia un descenso proporcional del nivel de vida, el cual se ha sustentado en los consumos de energías fósiles.
Salvo que opines que la economía mundial (incluida la de España) puede crecer indefinidamente, y/o que los recursos energéticos son accesiblemente inagotables; en cuyo caso no es preciso que reflexiones siquiera sobre el tema.
Si has leído los anteriores posts (“Sepamos por qué estamos como estamos” el 11/2/2014, “A vueltas con la energía” el 13/3/2014) tendrás otro punto de vista con el que comparar tus planteamientos.
Opino que, en todo caso, resulta bueno organizar por adelantado medidas para ser tomadas, pues cuando suceden los desastres no hay mucho tiempo para responder; y esto es capital. No es para alarmarte, ni una actitud pesimista mía, sino porque es conveniente saber reaccionar con prevención y prontitud, por lo que te recomiendo que lo hagas; es un consejo no pedido que te doy.
Recientemente he leído un breve texto, apenas 40 páginas, de Pedro Prieto “El libro de la selva” (te lo puedes descargar gratuitamente aqui), que da unas nociones básicas (con aspectos muy concretos relativos a alimentación, herramientas, etc.) que te podrían servir de guía práctica para afrontar esas posibles/previsibles/imaginadas circunstancias futuras.
En definitiva habría de recorrerse un obligado y duro tránsito hacia una sociedad y cultura agropecuaria, para tener mayores garantías de supervivencia. Pero hay que ser algo previsor y planificar. Pues, por ejemplo, un árbol frutal no alcanza su total capacidad productiva hasta después de varios años (algunos, como el nogal o castaño, hasta pasados más de una docena). Y tener, también, en cuenta que el cultivo en invernadero tiene beneficios importantes (respecto a hacerlo a campo abierto) como: la estación productiva es más larga, mayor protección ante inclemencias del tiempo, mejor posibilidad para afrontar plagas y enfermedades del cultivo, etc.
Tiene unas esenciales instrucciones de lo idóneo en este escenario. Pero no voy a resumirte su contenido, para que te puedas sorprender de los planteamientos tan sencillos, evidentes y provechosos que recoge.
De producirse un futuro semejante al colapso energético, sería necesario volver la mirada atrás y rememorar aquellos tiempos de inicios del siglo XX, donde las comunidades eran más pequeñas, de agrupaciones sociales más homogéneas y de intereses comunes, que compartían y distribuían las tareas esenciales para la comunidad, y se complementaban.
Recuperar métodos tradicionales del uso de la tierra (de los alimentos, etc.), de la propiedad (bienes comunales, por ejemplo), de desplazarse. Una “nueva” (de nuestros mayores) manera de vida.
Quien haya vivido en un pueblo, o tenga familiares que lo hicieran/hagan poseen en esa experiencia una buena escuela.
El reto es reflexionar e imaginar cómo hacer frente al día a día, a la vida.
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