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Una conducta adecuada, la asertiva

  • Foto del escritor: mentestudiosa
    mentestudiosa
  • 30 sept 2014
  • 2 Min. de lectura

La conducta adecuadamente asertiva no siempre lleva al logro de las metas deseadas, pero sí aumenta la autoestima; así, si las cosas no salen según se desea puede sentirse uno decepcionado, pero no irrazonablemente hostil.

Pues hemos de reconocer nuestros derechos y defenderlos, en caso contrario otros defienden nuestro papel, con lo cual dejas de ser tú mismo, pierdes libertad de movimientos y tu conducta se vuelve neurótica.

“Tenemos” cinco derechos básicos:


  • Hacer cualquier cosa mientras no se dañe a otros.


  • Conservar la dignidad, mostrarse adecuadamente asertivo (incluso si eso hiere a otro), por un motivo asertivo.


  • Pedir algo a otro, aceptando que tiene derecho a decirme no.


  • Comprender que hay ciertos casos límite en situaciones interpersonales, con los derechos no muy claros.


  • A obtener tus derechos.

Y para aspirar a ser asertivos hay unos principios básicos, como:


  • Revelar el propio yo todo lo posible, teniendo en cuenta la situación.


  • Tratar de expresar los sentimientos.


  • Actuar de modo que aumente la autoestima y el respeto por uno mismo.


  • Examinar la propia conducta y definir las áreas donde ser más asertivo.


  • Comprender que se puede ser inseguro en un área y muy asertivo en otras.


  • Practicar la aserción en trivialidades.


  • Uno cambia, al igual que la situación, lo que lleva a enfrentarse a nuevos desafíos y necesitar de nuevas habilidades para vencerlos.

El proceso de la educación asertiva se puede comparar con el aprendizaje de una lengua extranjera. Son etapas, al inicio lo básico y los principios. Si se sigue aprendiendo se gana en fluidez.

Con el dominio de esta capacidad sientes la libertad de ser más creativo; adaptando la expresión a lo que sientes y dices, demostrando las emociones íntimas y retirando la máscara.

Nuestra cultura occidental se centra en el ego del individuo. Haciendo que la personalidad tipo que promueve es autónoma, fuerte, competitiva, activa, asertiva, agresiva. Esto choca, por ejemplo, con la cultura japonesa (y muchas orientales), que subraya las relaciones y fomenta una personalidad dependiente, humilde, autolimitada, tierna, flexible y adaptable, armoniosa, pasiva, obediente y no agresiva.

Es un punto de vista que merece la pena analizar.

¡Prueba!

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