LA EVOLUCIÓN DE LA IDEOLOGÍA ANARQUISTA, por Ángel Cappelletti

SEGUNDA PARTE

Varias doctrinas económicas concitaron la adhesión de la mayoría de los anarquistas:

Primero el mutualismo de Proudhon.

Pierre Joseph Proudhon. Admitir la propiedad es admitir al Estado; admitir el derecho absoluto sobre las cosas equivale a admitir el dominio absoluto sobre las personas. La propiedad supone un dualismo profundo entre lo mío y lo tuyo; por ello, la propiedad debe ser sustituida por la posesión, que es un derecho relativo y limitado.

El comunismo es opresión y servidumbre, además recompensa por igual la pereza y el trabajo. No niega la posesión individual de la tierra, pero sólo se tiene derecho a lo producido. El derecho a ocupar la tierra ha de ser igual para todos.

Como todo trabajo resulta de una fuerza colectiva, toda propiedad se vuelve colectiva. El valor de un producto resulta del tiempo y del esfuerzo que cuesta. Los productos sólo pueden comprarse con productos, la condición de todo cambio es la equivalencia. La libre asociación, que se limita a mantener la igualdad de los instrumentos de producción y la equivalencia en los intercambios, es la única forma justa de organizar económicamente la sociedad.

Después el colectivismo de Bakunin.

Miguel Bakunin. Partidario del colectivismo, conserva en principio el sistema del salariado y del derecho exclusivo al fruto del propio trabajo. La idea del comunismo se encuentra vinculada a la del Estado, como nuevo y universal patrono; por ello, rechaza el comunismo.

El Estado tiende a imponer como suprema norma moral el principio de que es bueno cuanto sirve a sus propósitos e intereses, y malo cuanto se opone a ellos. Junto con el Estado nacen la sociedad dividida en clases y la propiedad privada. Quienes se instalan en el Gobierno constituyen el núcleo de la clase dominante, en torno se reúnen otros elementos (guerreros, sacerdotes) que los gobernantes consideran imprescindibles para perpetuar su dominio.

Por ello, la revolución deberá ser simultáneamente dirigida contra la clase dominante y contra el Estado. Cuando el partido de la clase obrera se apodere del gobierno, pasa a ser la dictadura de algunos exproletarios, no la Dictadura del Proletariado.

La tierra y los instrumentos de producción han de ser comunes, pero el fruto ha de ser repartido en función del esfuerzo y calidad del trabajo personal; para no quitar todo incentivo al trabajador.

A cada uno según su capacidad, a cada uno según sus méritos.

Más tarde el comunismo de Kropotkin.

Pedro Kropotkin. La norma suprema de toda verdad moral es el principio de la ayuda mutua y de la libre asociación. Lo que la persona busca no es el placer en sí, sino la expansión y el máximo florecimiento de su propia vida. Pero esto significa superar el principio hedónico, ya que la vida al expandirse significa generosidad y aún renunciamiento al placer.

Ya que toda riqueza es producto de la labor colectiva y cooperativa de todos, del presente y del pasado, resultaría arbitrario e injusto dividirla, reconociendo la propiedad privada en cualquiera de sus sentidos; lo que se ha producido en común debe seguir siendo siempre propiedad común.

De cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades.

Y Enrique Malatesta.

Su pensamiento representa una concepción post-positivista y post-materialista del socialismo antiautoritario. Admirador de Kropotkin. El anarquismo no es ciencia ni tampoco filosofía (en el sentido de “concepción del mundo”) sino un ideal ético y social, propuesto a la voluntad libre de las personas.

La voluntad y la conducta de las personas no están predeterminadas (por leyes universales y necesarias), pues no tendrían sentido ni la rebelión, ni el ideal, ni la revolución, etc. Las bases de la ética y del anarquismo se deben buscar en la lucha por sobreponerse a las leyes de la naturaleza.

El gobierno representa el interés particular de grupos y clases contra la mayoría. La edificación de una sociedad comunista debe concebirse como resultado de un largo proceso evolutivo. Tiene que ser resultado de las voluntades y necesidades de todos sus miembros, descubriendo las instituciones que (en cada momento) son las mejores, y las desarrollan y cambian a medida que varían las circunstancias y voluntades. El comunismo no es el único sistema compatible; hay que tener actitud abierta hacia otras formas (mutualismo, cooperativismo, colectivismo, etc.).