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El cuidado

  • Foto del escritor: mentestudiosa
    mentestudiosa
  • 11 mar 2015
  • 2 Min. de lectura

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La práctica del cuidar lleva consigo el desarrollo de actividades como: empatía, compromiso, paciencia, responsabilidad, ternura. Son competencias humanas para una convivencia en paz.


La ética de la justicia nos recuerda la obligación moral de no actuar injustamente con los otros, de no abandonar, de no girar la cabeza ante las necesidades de los demás. Pensar éticamente es pensar en los demás. Si ese pensamiento queremos que sea una práctica, debe traducirse en medidas de justicia y actitudes de cuidado.


La justicia y el cuidado están estrechamente entretejidos. Las elecciones del tipo: a qué o quién cuidar, cuándo, cómo, etc., presuponen valores como la: justicia, equidad, honestidad, autoestima.


El cuidado requiere la virtud de la prudencia y de la autoestima, para saber equilibrar las necesidades propias son las de otros. La sensibilidad a las necesidades de los demás, y el asumir responsabilidad para cuidar de ellos, lleva a incluir en nuestros juicios otros puntos de vista.


Desde la perspectiva de la ética del cuidado no tiene por qué existir siempre algún perdedor en el conflicto. El deseo de no dañar a nadie y la esperanza de que en la moral se encuentre una manera de resolver conflictos, el que nadie salga dañado, caracteriza el razonamiento moral desde el cuidado.


En la ética del cuidado ante un conflicto el principal interés es satisfacer la necesidad, frente a castigar la agresividad.


El cuidado para que sea efectivo debe partir del punto de vista, las demandas y el contraste con los destinatarios del cuidado. Y hay que reconocer que las tareas de atención, y de cuidado, tienden a descender a medida que avanza el desarrollo y la globalización.


Como “no hay tiempo”, las noticias son cortas, rápidas y con poco análisis (más datos pero menos análisis), lo que provoca despreocupación/desconocimiento de problemas amplios (generales, sociales).


Este tratamiento escueto y poco reflexivo de las noticias crea un conformismo con el status quo, poco compromiso y solidaridad por los temas globales. Nuestro estrés nos aleja de los demás, nos aliena en un mundo diminuto ególatra.

Enfatizando los aspectos esenciales comunes: amor a la libertad, a la familia, etc.; y así justificamos el reconocimiento a los otros por el hecho de que tienen aspectos semejantes a los nuestros. Y una educación en la que se tenga en cuenta la historia, el valor cultural y costumbres de otros lugares puede colaborar en este ponerse en el lugar de los otros.


La responsabilidad es la necesidad de respuesta que surge del reconocimiento de que otros cuentan con nosotros, y que estamos en situación de ayudar.


La interconexión es el sentimiento de que aquello que uno hace puede modificar la realidad que le rodea; que, en cierta medida, uno es responsable de lo que ocurre a su alrededor, y que tiene un margen de capacidad de transformación.

Por ello, la ética de la responsabilidad brota

de una conciencia de la interconexión.

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