Un poco sobre la creatividad

La mayoría de las personas creen que la inteligencia y la creatividad son cosas totalmente diferentes. Pero inteligencia y creatividad van de la mano.

Encontrar el medio que estimula tu imaginación, con el que te encanta jugar y trabajar, es un paso importante para liberar tu energía creativa.

Al buscar ese “elemento” es fundamental entender la verdadera naturaleza de la creatividad y tener una clara comprensión de la relación que guarda con la inteligencia. El “elemento” es allí donde confluyen las cosas que te encanta hacer y las que se te dan bien, y el esfuerzo por adecuarse al nuevo entorno, cuando se constata que no es el habitual.

Esa búsqueda de un objetivo trae orden al conocimiento, porque exige concentrar toda la atención en la tarea inmediata y olvidar momentáneamente todo lo demás. El elemento clave de una experiencia óptima es que es un fin en sí mismo.

Así, la actividad que nos consume se vuelve inherentemente gratificante incluso si en un principio se emprendió por otras razones.

La creatividad implica varios procesos diferentes relacionados entre sí:

• Primero hay que producir nuevas ideas, imaginar diferentes posibilidades, considerar opciones alternativas.

• Evaluar cuáles son las que parecen tener mayor calidad; para perfeccionarlas.

Se puede ser creativo en cualquier cosa que requiera inteligencia. Porque ser creativo consiste en hacer nuevas conexiones, entre ambos hemisferios, de modo que podamos ver las cosas desde nuevos puntos de vista y diferentes perspectivas.

Nuestro pensamiento creativo va más allá del pensamiento lógico y lineal e implica todas las áreas de nuestra mente y cuerpo. El alcance de la creatividad no sólo afecta a lo que aportamos al mundo, sino también a lo que hacemos con él, lo que pensamos y sentimos acerca de él.

Y la creatividad no sólo se obtiene a partir de nuestros recursos personales, sino también del mundo más amplio de las ideas y los valores de otras personas.

Por ello, la combinación de las energías creativas y de la necesidad de funcionar al más alto nivel, para mantenerse al mismo ritmo que sus iguales, lleva a establecer un compromiso por la excelencia que de otra forma sería inalcanzable. Es la alquimia de la sinergia.

Si no estás preparado para equivocarte,

nunca se te ocurrirá nada original.