Distinción por méritos
- mentestudiosa
- 12 may 2015
- 2 Min. de lectura

….al Servicio Público de los empleados de la Comunidad de Madrid.
Una escueta carta-tipo, con un pin metálico: “30 años de servicio. Comunidad de Madrid”. Sí. Me he hecho “acreedor” de esta consideración.
¿Por qué? Por prestar tantos años de servicio (al menos treinta) en el Servicio Público de Metro. ¿Para qué? Para felicitarme y agradecer mi trabajo en el Metro.
Es una distinción que recuerda las “antiguas” y genéricas condecoraciones por servicios prestados; en definitiva, por decisión arbitraria del régimen político de turno. Sin una causa objetiva ni personal.
Así el “mérito” se desvirtuaba. Pasaba de ser un reconocimiento basado en un motivo apreciado, a una concesión unificadora e irreconocible. Es como el reciente video de Mariano Rajoy y el PP, con poca credibilidad se dirige, sin gracejo ni frescura (algo natural en él), con el mensaje: “Hola, sólo venía a dar las gracias…”
Si fuera de “víctima” diría que merezco la distinción por las conquistas sociales que nos han arrebatado, las reducciones salariales impuestas por Ley (del poderoso), por los incumplimientos reiterados de acuerdos y convenios, por su deterioro constante de un Servicio Público de Calidad en el que yo sí creo.
No se puede seleccionar a los que llevamos ejerciendo nuestra labor, al menos 30 años, pues somos todos dignos de este tipo de distinción.
Lo podrían hacer por nuestra capacidad de soportar (les); esa sí sería una razón. Pero no.
A fuerza de parecer muy crítico diré que, con estas menciones genéricas, creo que sólo se alimenta a los necios.
Cada persona es única, original, diferente de los otros. Nuestra autenticidad tiene que ver con la fidelidad que tengamos nosotros con nuestra originalidad.
Pero el ego nos crea una falsa imagen que nos sirve para protegernos del mundo y de los otros. Cuando nos identificamos con la imagen que nos hemos hecho de nosotros mismos, nos creemos muy importantes y no sentimos la necesidad de hacer el esfuerzo de ir más allá de nuestro pequeño ego.
Lo cual nos impide ver cuál es nuestra verdadera identidad. Nos contentamos con conocer la imagen y no la realidad.
Para una persona consciente lo que importa es actuar desde su autenticidad, desde su vivencia personal, y no completamente desde las indicaciones de las normas.
En agosto de 1982 entré a trabajar en la, entonces, Compañía Metropolitano de Madrid, S.A. y no me he “ganado” una distinción por mérito.
Comments