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Unas cuestiones curiosas de nuestro cerebro

  • Foto del escritor: mentestudiosa
    mentestudiosa
  • 16 jun 2015
  • 2 Min. de lectura

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El cerebro está compuesto por células de dos tipos: neuronas, hablan entre sí y con el resto del cuerpo; y gliales, que proporcionan la colaboración esencial para que todo funcione.


Cada neurona tiene más carga positiva en uno de los lados de la membrana que la envuelve, que en el otro. Para enviar señales a través de la neurona, ésta habilita canales por los que los iones se desplacen a través de la membrana. Las señales dentro de una neurona son transportadas por la electricidad.


La comunicación entre neuronas es a través de axones, generando pequeñas descargas eléctricas de fracción de segundo. A continuación, la neurona asume su otra identidad de “máquina” de señales químicas; será a través de neurotransmisores liberados al final del axón.


Estos neurotransmisores se adhieren a cuerpos celulares de otras neuronas, provocando más señales eléctricas y químicas; estas conexiones químicas se llaman sinapsis.


Nuestro cerebro ya ha alcanzado el 90% de su tamaño adulto a los seis años. Pero ese 10% del crecimiento de la red neuronal se forma en el córtex prefrontal, una región cerebral importante en el razonamiento moral, en la inhibición de la conducta, y a la hora de hacer planes para el futuro, seleccionando conductas apropiadas para alcanzar las metas fijadas.


Ocurre que la práctica sostenida en el desempeño simultáneo de múltiples tareas incrementa la capacidad para prestar atención a muchas cosas al mismo tiempo, procesa más deprisa la información y son más eficientes a la hora de cambiar de tarea.


Además, el estrés transitorio intensifica el aprendizaje, a través de la liberación de adrenalina y glucocorticoides; pero estas mismas hormonas dificultan la rememoración de los recuerdos almacenados previamente.


El humor consiste en una sorpresa, seguida de una interpretación de lo que ha venido antes, para hacerlo encajar dentro de la nueva perspectiva. Hace sentirse bien, activando las mismas áreas cerebrales implicadas en el mecanismo de motivación y recompensa que responden a otros placeres (ej. comida).


Y la exposición repetida a un objeto o situación que inspiran temor, sin que dicha exposición acarree consecuencias negativas, acaba produciendo extinción, en un proceso que enseña a no temer el estímulo. Otra manera es centrarse en aprender cómo sus patrones mentales contribuyen a su malestar y a sustituirlos por maneras más productivas de pensar en el problema.


Un consejo: para mantener sano el cerebro con la edad, la manera más efectiva es realizar ejercicio físico. Ya que hace que el corazón lata más deprisa, lo que hace fluir más oxígeno y glucosa al cerebro; pues al envejecer el sistema circulatorio reduce esa afluencia.

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