top of page

Cómo cuidar nuestro cerebro. Primera parte.

  • Foto del escritor: mentestudiosa
    mentestudiosa
  • 24 jun 2015
  • 3 Min. de lectura

Cómo_cuidar_nuestro_cerebro,_primera_parte.jpg

La ampliación de la esperanza de vida nos permite tener una vida más segura y confortable; lo cual nos ha colocado frente a dos desafíos:

  • Conservar el cerebro en condiciones para resistir el embate del tiempo; pues con el aumento de la esperanza de vida se incrementa el riesgo de sufrir alguna enfermedad o trastorno cerebral (infarto cerebral, ictus, derrame cerebral, etc.).

  • Buscar la plenitud a lo largo de una vida más amplia y llena de desafíos.


Y para la prevención del deterioro cognitivo, la clave del éxito es la capacidad de llevar un estilo de vida saludable para el cerebro.


El camino de la salud cerebral es el camino de una vida más larga para tu cerebro y, también, para un mayor bienestar emocional.


Una de las claves, que ha mostrado un efecto beneficioso en la prevención de trastornos cerebrales o el deterioro cognitivo asociado al envejecimiento, así como sobre los estados de ánimo y las facultades mentales, es la actividad física.


¿Por qué? Porque cada minuto pasa un litro de sangre por el cerebro, pues como las neuronas funcionan a una gran velocidad, se precisa de aporte elevado de oxígeno. El corazón envía al cerebro una sexta parte de la sangre que bombea, y el cerebro consume una quinta parte del oxígeno de los pulmones. Por ello, la importancia del ejercicio físico es capital; al menos, una hora diaria de caminar.


Las neuronas que se ocupan de recordar información están alojadas en la parte más extrema del cerebro, por lo que es la zona que sufre primero la reducción de caudal de flujo de sangre.

Así que realizar ejercicio físico es la mejor manera de mantener el riego sanguíneo cerebral en condiciones óptimas. El ejercicio aeróbico es un poderoso aliado en el desarrollo y el mantenimiento de las funciones intelectuales. La clave del éxito está en la regularidad del ejercicio, por encima de la intensidad.


Además, la epirefrina, la serotonina y la dopamina que aparecen después de la actividad física ayudan a almacenar información en la memoria, así como hacer que esa información esté más accesible para el recuerdo.


También, la actividad física estimula la secreción de una proteína (la BDNF) que:

  • Estimula el crecimiento neuronal; capaz de favorecer la creación de nuevas neuronas.

  • Ayuda a la creación de nuevas sinapsis, y a modificar nuevas redes neuronales (la forma que tiene el cerebro de asociar ideas y conceptos).

  • Repara neuronas dañadas.


Sin olvidar que evitar emociones negativas y fortalecer emociones positivas es un componente principal de la salud cerebral, y el ejercicio físico es un apoyo inestimable para lograrlo. Pues, poner a tu cuerpo en marcha promueve la secreción de hormonas (ej. endorfina; la regularidad en el ejercicio incrementa la capacidad de la neuronas para “asimilar” esta hormona) y neurotransmisores (ej. serotonina, que potencia las emociones positivas y hace experimentar una sensación placentera de bienestar) que te hacen sentir bien, aliviando el estrés, bloqueando pensamientos negativos.


Y hay dos neurotransmisores que ayudan a regular los niveles de energía y estrés:

  • Dopamina. Interviene en la regulación de los ciclos de sueño.

  • Epirefrina. Facilita las respuestas de lucha. Aunque la presencia constante agota el organismo, haciéndolo sentir cansado.


Sirva como ejemplo un ejercicio moderado (3 ó 4 días semanales; caminando a un paso rápido), puede rebajar los niveles de epirefrina y reducir el estrés.

Sólo falta “ponerse en marcha”

تعليقات


Posts destacados
Posts recientes
Buscar por Tags
Sigueme
  • Facebook Classic
  • Twitter Classic
  • Google Classic
Sigueme
  • Blogger Classic
  • Google Classic
  • YouTube Classic

© 2013 Juan A. González

Desarrollado por: D¡ME

bottom of page