Cómo cuidar nuestro cerebro. Segunda parte.
- mentestudiosa
- 30 jun 2015
- 2 Min. de lectura

La vida moderna está haciendo a nuestro cerebro menos resistente a la frustración, menos agradecido de lo que tenemos y más estresado; somos menos felices. Nuestras neuronas son las células más resistentes del cuerpo, pero el paso del tiempo hace mella en su estructura y funcionamiento.
La corteza cerebral es la parte más humana, donde reside gran parte de la personalidad, conocimientos e identidad; a la vez, es la que más sufre con el envejecimiento y sus enfermedades.
Así que el éxito de tener un cerebro sano también reside en:
La reserva cognitiva. Que se construye con cada nuevo aprendizaje. Se encuentra en la capacidad del cerebro para crear nuevas sinapsis (interconexión entre neuronas), que se van acumulando.
Mantener la mente activa en cosas cotidianas y aprender cosas nuevas, leer, es factor de protección neuronal. Se puede acceder a este nutritivo “alimento” mental; el enriquecimiento cerebral se consigue exponiendo al cerebro a situaciones novedosas y relativamente complejas. Haciendo de cada situación cotidiana una experiencia novedosa; pues la novedad obliga a crear nuevas conexiones neuronales, que permitan asimilar estos nuevos conceptos.
Pues la complejidad de la tarea provoca que se vean implicadas más neuronas en su aprendizaje, y más sinapsis para construir ese recuerdo.
También, ejercitar la memoria (ej. uso de diarios personales) puede ayudar a reforzar la reserva cognitiva. Y la curiosidad, la capacidad para sorprenderte e imaginar lo que puede estar detrás de un fenómeno puede motivar el desarrollo intelectual; es fuente de nuevos aprendizajes.
Por ello, las personas con mayor reserva cognitiva son capaces de enfrentarse a tareas cotidianas con menor esfuerzo.
El sueño. Es un mecanismo biológico imprescindible para el buen funcionamiento del cerebro y mente. Dormir bien es uno de los factores neuroprotectores más importantes.
Uno de los beneficios más importantes que un buen descanso puede ofrecer al cerebro es el de mantener el sistema cardiovascular en buenas condiciones.
Pues durante las fases de sueño profundo, el sistema cardiovascular se ralentiza y ofrece al corazón un periodo de descanso y reparación. Además, durante la fase REM del sueño se produce gran parte de la consolidación de las experiencias vividas durante el día en la memoria.
Una curiosidad, cuando dormimos, 7 horas o más, y percibimos el descanso como pleno, la probabilidad de que nuestro estado de ánimo sea muy bueno al día siguiente es del 70%.
Como colofón, unos consejos para que el cerebro obtenga un descanso reparador:
Crear una rutina estable de pautas (lavarte dientes, etc.) antes de irte a dormir.
A última hora leer en la cama; activa circuitos para ayudar a quedarse dormido.
Evitar emociones fuertes (ej. hablar de trabajo) antes de ir a la cama.
Consagrar el dormitorio al sueño, para que el cerebro lo asocie al descanso.
Duerme a oscuras, o luces tenues y de color azul.
Comentarios