Cómo cuidar nuestro cerebro. Cuarta parte.
- mentestudiosa
- 15 jul 2015
- 3 Min. de lectura

He dejado para este último post, otras cuestiones muy relevantes en la salud cerebral: el manejo de emociones y las relaciones sociales.
Otro hábito perjudicial es el estrés. La vida moderna invita al estrés (vivimos obsesionados con la velocidad que contamina las actividades de la vida) y provoca que sean muchas las personas que lo utilizan cotidianamente para alcanzar metas.
El estrés está relacionado con los infartos de miocardio, los accidentes cerebrovasculares, con el envejecimiento cerebral prematuro (reduce la producción de una enzima encargada de retrasar el envejecimiento celular) y con una mayor vulnerabilidad de sufrir Alzheimer (agota la respuesta inmunitaria del organismo y provoca inflamación cerebral).
Provoca una reducción en los niveles de atención y concentración. Y puede impedir la aparición de las ondas delta, características del sueño profundo y reparador, tan importante para la memoria.
La persona estresada está focalizada en las tareas pendientes, y su agenda llena de responsabilidades, lo que le impide apreciar otros aspectos de la vida más placenteros y satisfactorios.
Y Sí, se puede enseñar a nuestro cerebro a vivir más despacio. Unos consejos:
No abarcar más de lo que realmente puedes hacer.
Evita exigirte más de lo que exigirías a tu mejor amigo.
Todos los días dedica un rato a hacer algo que te guste, que te haga sentir bien.
Rodéate de personas que te hacen sentirte lejano a los problemas, más relajado.
Las emociones positivas pueden ayudar a retrasar el envejecimiento cerebral. Cultivar la felicidad puede mejorar tu salud cerebral, y viceversa. Son factores decisivos para alcanzar la felicidad:
La capacidad de experimentar emociones positivas.
La búsqueda de significado, dar sentido a la vida, tener valores claros que nos guíen y la percepción de que nuestras cualidades y fortalezas sirven a un fin mayor.
Experimentar el fluir de la vida, el abandono de uno mismo que se tiene cuando desarrollas algo que te gusta.
Relacionarse entre nuestros congéneres es tan importante que miles de años de evolución han dotado a nuestro hemisferio izquierdo cerebral (destinado a funciones de comunicación) de 200 millones de neuronas más que al hemisferio derecho.
La complejidad de las relaciones sociales reside en que ponen en marcha muchas de nuestras habilidades mentales, conscientes e inconscientes, simultáneamente.
Socializar es una actividad clave en la protección del cerebro frente al paso de tiempo, pues es uno de los ejercicios mentales más estimulantes:
Las áreas del lenguaje están constantemente activándose, alternando entre la escucha y el habla.
Las áreas motoras se activan para permitirnos mover la lengua, los labios, las cuerdas vocales y hacen que nuestro cuerpo exprese lo que queremos decir.
Las áreas asociadas a la toma de decisiones, y a la resolución de problemas, ha de decidir en fracciones de segundo cómo resolver conflictos interpersonales y pasos a dar en la interacción. Todo esto se convierte en intenso durante cualquier conversación.
Los sentimientos negativos como la soledad y la desesperanza son tan importantes en el deterioro cerebral como la falta de interacción social.
No descuides tu faceta social: cultiva la vida familiar, cuida tus amistades, refuerza los lazos sociales en el trabajo, haz nuevos amigos, no descuides los eventos sociales a los que se te invite, involúcrate en actividades de voluntariado, se activo en algún grupo social, se abierto e intenta conocer a las personas.
La clave para alcanzar la meta de una mejor salud cerebral reside en el compromiso personal para desarrollar ciertos límites y estilos de vida. Y el componente más importante para desarrollarlos es la motivación.
Pensar en los beneficios que puedes obtener de cuidar tu cerebro hará que atraigas esos pensamientos positivos. Deseo mejorar mi salud cerebral para difundir hábitos que potencien mi salud cerebral. En ese automatismo con el que se desarrollan estos hábitos reside su poder, ya que reducen el esfuerzo y facilitan que ese cuidado se perpetúe en el tiempo.
Búscate una afición, implícate en actividades periódicas que te permitan aprender cosas nuevas, mantente activo y abierto a nuevas experiencias, mantente informado
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