La comunicación es más que transmitir información
- mentestudiosa
- 16 ago 2015
- 3 Min. de lectura

Es adaptarse al receptor. Por lo cual, hemos de ser emisor y receptor a la vez, conectar. Se precisa escucha activa para tratar de pensar y centrarnos en lo que oímos. El principio, en la comunicación, es fundamental para atraer la atención; y el final es lo que (al otro) le queda en la mente.
Porque toda comunicación tiene dos partes: una emocional y otra racional. Y el cerebro lo primero que percibe es el tono emocional de la palabra. También, tengamos en cuenta que se piensa al doble de velocidad de lo que escuchamos y que la cara que estás viendo (al otro) es la que estás poniendo.
Hay una clasificación muy utilizada de los estilos de comunicación (que no rasgos de la personalidad): agresivo, pasivo y asertivo. A continuación, unas características.
Para la persona de estilo agresivo; el problema es la otra persona, por eso la ataca; y utiliza:
Mensajes “TU”. Que se centran en el receptor del mensaje. Se hacen preguntas de reproche.
Descalificaciones. Utilización del verbo SER, detrás viene un adjetivo.
Generalizaciones como: siempre, nunca, todo; “etiquetas” y tópicos.
Elementos de obligación, pues tienen mucha mentalidad de exigencia. Utilización de imperativos: “tienes que hacer”, “debes de realizar”, etc.
Por el contrario, las personas de comunicación pasiva son muy emocionales. Requieren de argumentos emocionales, necesitan ser escuchados, que les sonrían. Pasan directamente de ser pasivos en la comunicación a agresivos, sin pasar por asertivos; van de un extremo a otro. Y necesitan de confianza para comunicar asertivamente.
Así que con las personas de comunicación agresiva se ha de conseguir que no se pongan a la defensiva, utilizando mensajes “YO” y “Acuerdo parcial”. Mientras que los de comunicación agresiva precisan reconocimiento, los de comunicación pasiva precisan afecto.
Por todo ello, es mejor que en nuestra comunicación quitemos mensajes “TU” (son agresivos) y utilicemos mensajes “YO” (son asertivos). Mensajes (oraciones) “YO” son los que se centran en el emisor; varios ejemplos:
Opinión. “Yo creo…”, “yo pienso”, “personalmente”, “desde mi punto de vista”. Con los de comunicación pasiva no utilizar pues reduce la autoestima. Como los de comunicación agresiva tienden a ser dogmáticos, es bueno utilizar con ellos esta fórmula de opinión. Procurar utilizar la primera persona como sujeto de la oración, “me alegro por tu éxito”. Una advertencia, cuando se está nervioso mejor no preguntar “¿por qué?”, suele subir el tono y parecer reproche
Emoción/sentimiento. Expresar cómo me ha afectado. “Me ha gustado…”.
Deseo (desiderativas), ¡cuidado con el tono! Mejor en forma condicional. “Quiero…”, “me gustaría que”.
Empáticas. “Yo lo entiendo…”. Una escucha empática va más allá de la escucha activa.
Con la asertividad se separan los hechos de las personas. No se trata de imponer la opinión; respeto lo que eres, pero puedo “atacar” lo que haces, ya que defender tus ideas, es tu derecho.
Al ser asertivo se pide más que se exige; unas prácticas técnicas de asertividad:
El acuerdo parcial, “banco de niebla”. No se rechaza el argumento del otro (“Es posible que tengas razón”….) y, a continuación, dar nuestro argumento (“Sin embargo yo opino que”…).
“Disco rayado”. Repetir el mensaje.
No utilizar mensajes “TU”.
Utilizar mensajes “YO”.
Psicología inversa. Defender la idea contraria a lo que te importe/interese.
Unos breves consejos finales:
No ponerse “por encima” (no ser dogmático) de los demás para que no se pongan a la defensiva. Por esto, los consejos (y más los no solicitados) son contraproducentes, pues uno se pone “por encima” del otro.
Una persona con mucha ira sólo quiere hablar, no escuchar.
Si no convences con un argumento, no insistas, cambia a otro argumento.
La ironía ante los desconocidos es contraproducente.
Es fundamental la primera impresión: forma de dar la mano, sonrisa (lo más importante), mirada.
¡Ahora, a practicar!
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