La educación del ser emocional que somos
- mentestudiosa
- 22 ago 2015
- 2 Min. de lectura

La educación emocional nos permite vivir impulsados por el deseo de reconocer emociones en otros; interactuamos con conciencia y comprensión emocional.
Cuando conversamos con otro intercambiamos informaciones lingüísticas y, también, energéticas; esta concepción del intercambio energético está en la base de la educación emocional.
Los componentes de nuestra energía vital son nuestras emociones, aunque normalmente las percibimos configuradas por nuestra mente racional, en forma de palabras, conceptos o imágenes.
El ser emocional está orientado/vinculado al otro. Porque somos en relación a otro y, así, construimos patrones de interacción que configuran las relaciones. En estos espacios es donde se produce la comunicación y la resonancia emocional.
Las acciones nos ocurren de manera involuntaria. Antes de tomar conciencia de lo que nos ocurre, en general, no somos libres para elegir lo que sentimos. Lo que sentimos nos ocurre, y en ese sentido el ser emocional no es libre. Pero, al tomar conciencia y generar competencias en el plano emocional, éste se vuelve regulable y modulable.
Así, el proceso de maduración emocional consiste en desmantelar aquellas formas mentales que han quedado programadas (en nuestras mentes y cuerpos), y que nos hacen reaccionar de una determinada manera. Con la socialización (incorporación del lenguaje, normas y costumbres de la sociedad en la que se vive) adoptamos patrones de reacción emocional ante los eventos que nos ocurren.
La realidad que construye nuestra mente es una secuencia de pensamientos, sensaciones y emociones en constante cambio. Por ello, al limitar nuestra capacidad de sentir y de expresar las emociones, perdemos parte de la vitalidad natural.
Son muchas las maneras de incompetencia emocional; he aquí unos ejemplos:
No darse cuenta de lo que se siente, por falta de contacto consciente con el cuerpo y con el tono afectivo personal. El contacto consciente con el cuerpo, al darse cuenta de qué sentimos, es la base de la conexión emocional.
No poder nombrar y/o comunicar las propias emociones. No reconocer qué lo hace a uno estar como está. No acepta la propia experiencia emocional.
No reconocer los estados de ánimo y las emociones de los ambientes en que nos movemos. No saber actuar ni sintonizar de acuerdo a las circunstancias, ni saber transformar atmósferas emocionales.
No reconocer las emociones de la relación con otros. No aceptar la emoción del otro, sino juzgarla. No reconocer el filtro de mi interpretación en mi mirada al otro.
El desarrollo de la conciencia emocional nos permite conocer el mecanismo de nuestras programaciones, de cómo inconscientemente nos rigen lo que hacemos. Para después iniciar un proceso de desprogramación, para ser más libres, más auténticos. Una vez “limpios” podemos dar cabida a pensamientos y emociones positivas para nuestra evolución.
La educación emocional implica la incorporación de destrezas con respecto a las emociones (personales y de los demás), propia de la inteligencia emocional, y la inclusión de un proceso de transformación en el que la persona incorpora la conciencia y la comprensión emocional.
Educar mi ser emocional, desligar la idea del estímulo de mi reacción;
volver a ser libre.
Comments