Una breve reflexión sobre el miedo

El miedo es la anticipación de un peligro. Es un balance consciente de nuestra situación. Si percibimos un peligro que amenaza nuestros deseos, lo vivimos como miedo.

Por ello, todo lo que una persona considera que puede causarle un mal de cualquier tipo, puede convertirse en un peligro.

Así, un sujeto experimenta miedo cuando la presencia de un peligro le provoca un sentimiento desagradable, aversivo, inquieto, con activación del sistema nervioso autónomo, sensibilidad molesta en el sistema digestivo, respiratorio o cardiovascular, sentimiento de falta de control y puesta en práctica de alguno de los programas de afrontamiento: huida, lucha, inmovilidad, sumisión.

Resumiendo: el miedo es una emoción; por el contrario, la cobardía es un comportamiento.

Pero la esperanza es un antídoto del miedo, que se debilita cuando quien lo padece sabe que puede huir, que puede hacer algo para controlar la situación. Por eso, la desesperanza es el gran aliado del temor.

Se da un contrasentido, la sociedad tiene un continuo afán por librarse del miedo, una permanente búsqueda de seguridad y, recíprocamente, el impuro deseo de imponerse a los demás aterrorizándolos.

La angustia, la ansiedad, el temor revelan nuestra vulnerabilidad; hemos tenido que aprender a soportarlos y/o a convivir con ellos.

Como la cultura es fuente de seguridad, la estabilidad de las costumbres, de las creencias, tranquiliza. Y como estamos en época de cambios acelerados, hay temor a perder la propia identidad y cultura; motivo por el que surge el miedo al caos.

El ser humano quiere vivir por encima del miedo,

no sólo huir de él,quiere actuar “a pesar de él”.