¿Por qué el 17 de octubre de 2015?

Ese día se celebró el acto institucional de reconocimiento, a la labor meritoria, a varios trabajadores de Metro, a un vigilante de seguridad y a un viajero, por sucesos ocurridos en los años 2014 y 2015. Para que, además, coincidiese con el 96º aniversario de la inauguración del Metro de Madrid; ya que el 17 de octubre de 1919 el rey Alfonso XIII inauguró, en la estación de Cuatro Caminos, el primer tramo del actual Metro.

La Comunidad de Madrid subió a su página web (en Youtube) un vídeo de exposición de los premios, así como una nota de prensa, con una declaración del Consejero de Transportes sobre el mencionado acto.

Metro de Madrid, a través de su web, ha difundido un artículo al respecto. También, ha proyectado el vídeo promocional (de los premios a los trabajadores) en las pantallas de trenes y estaciones. A nivel interno, en su página "Andén Central", ha difundido la noticia, acompañándola del video; y la ha divulgado a través de las circulares "Noticias" en toda a empresa.

Y varios medios de comunicación (Telecinco, ABC, Europapress, etc.), en su edición digital, se hicieron eco del comunicado de prensa remitido por la empresa.

Pero más allá de esta difusión, y su uso propagandístico por los representantes políticos y empresariales, sería importante conocer en qué medida les ha afectado a los ciudadanos, usuarios y trabajadores.

Si comparten las alabanzas o, por el contrario, son de la opinión que se trata (posiblemente en la mayoría de los casos) de acciones "normales" en una sociedad en la que sus componentes conviven y se ayudan mutuamente. O, incluso, crean que son funciones exigibles de nuestro contrato laboral. Más pareceres diferentes, sin duda, habrá; incluyendo las felicitaciones sinceras.

Quizás sería interesante que reflexionásemos un poco. No sobre los premios en sí, ni por su uso partidista. Sino sobre la demostrada voluntad de las personas por interesarse-preocuparse del bienestar de otros.

Una actitud universal que puede tengamos, a veces, aprisionada entre nuestros compromisos personales. Asumamos el riesgo de dejarla aflorar; es, en definitiva, responsabilidad de cada uno. Así, es posible que se acabe diluyendo cualquier atisbo de exceso de orgullo o de arrogancia de creernos superiores, que nos pudiera provocar contribuir al bien ajeno.

Y nos percatemos de lo sencillo que resulta prestar algo más de atención a lo que nos rodea; sin esperar nada a cambio, con esa sensibilidad como cuando se trata de alguien cercano a nosotros. Contribuyendo a crear un ambiente más agradable. Empatizando con el entorno.

¡Tomemos la iniciativa!