Sonrisa auténtica, sonrisa falsa
- mentestudiosa
- 5 dic 2015
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Desde un punto de vista fisiológico, una sonrisa es una expresión facial formada al flexionar los 17 músculos cerca de los extremos de la boca, pero también alrededor de los ojos.
Es la expresión facial de la emoción, que con más facilidad se produce a voluntad; los movimientos que llevan a producirla son sencillos. Y es la emoción más utilizada para ocultar otra emoción, porque:
para concretar muchos engaños el mensaje que se necesita es alguna variante de que uno está contento;
y porque forma parte de los saludos convencionales, en los que rara vez importa lo que sienta el otro, sólo se pretende ser amable y sentirse a gusto.
Empecemos por la sonrisa auténtica. Expresa todas las experiencias emocionales positivas (goce junto a otra persona, contento o felicidad, alivio, placer táctil, auditivo o visual, diversión, satisfacción), sólo con diferencias en la intensidad de la mímica y en el tiempo de duración.
Para ocultar una expresión auténtica, cuando no se puede inhibirla, se la puede enmascarar con una sonrisa; aunque esto no suprimirá los signos de la expresión manifiestos en la frente y los párpados superiores. Las arrugas de "pata de gallo", en la comisura de los párpados son un buen indicio de una sonrisa auténtica, si la sonrisa es leve. Cuando una sonrisa es muy amplia, los mismos labios crean esas arrugas y, entonces, hemos de fijarnos en las cejas, pues bajan ligeramente.
La diferencia fundamental entre la sonrisa de desdén y la sonrisa auténtica es la contracción de las comisuras de los labios. Con la sonrisa amortiguada la persona muestra que tiene efectivamente sentimientos positivos, aunque procura disimular su verdadera intensidad.
Por el contrario, la sonrisa falsa tiene como finalidad convencer al otro de que se siente una emoción positiva.
Las sonrisas falsas no estarán acompañadas nunca de la acción de los músculos orbiculares de los párpados. Tampoco se alzarán las mejillas, ni habrá hondonadas debajo de los ojos, ni patas de gallo, ni el leve descenso de las cejas que se presentan en la sonrisa auténtica de leve a moderada. La falta de participación de las cejas es un indicio sutil, pero decisivo, para diferenciar las sonrisas auténticas de las sonrisas falsas cuando la mueca es pronunciada.
La sonrisa falsa no abarca más que movimientos en la parte inferior del rostro y en el párpado inferior. Seguirán siendo visibles los movimientos de los músculos faciales fidedignos de la frente, que señalan el temor o la angustia.
Los signos propios de una sonrisa falsa: la ausencia de todo movimiento en torno de los ojos y la presencia de signos de repulsión o disgusto profundo (fruncimiento de la nariz) o de desdén (contracción de las comisuras de los labios).
Otro modo es contraer los músculos antagonistas, para frenar la expresión que se pretende eliminar. Por ejemplo, una sonrisa de júbilo se puede disimular apretando los labios y subiendo el mentón. Aunque esta actitud puede constituir un indicio de engaño, pues resta naturalidad al rostro.
La sonrisa es sana; tiene efectos positivos sobre la salud, te hace más feliz y optimista. Transmite lo que sientes. Pero, si te preocupan mucho las arrugas en tu cara, un consejo: no sonrías.
Sobre si el sexo femenino tiene mayor capacidad para detectar las sonrisas falsas, no hay nada determinante que lo asegure. Aunque es cierto que ser mas emocional que racional, ayuda a comprender mejor esta gestualidad.
No se trata de sonreir continuamente, como una pose, como si todo fuese un mundo idílico; pero si que hay que evitar enclaustrase en una amargua permanente, ni centrarse sólo en lo negativo.
Emplearla con naturalidad, sentirla; es muestra de acercamiento,
sola o acompañada de un saludo, de un gesto.
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