¿Por qué en estas fechas se sonríe más?
- mentestudiosa
- 15 dic 2015
- 3 Min. de lectura

Pueden ser varios los motivos:
Por las Fiestas Navideñas.
Porque se hace caso a “Podemos” y, en consecuencia, se sonríe en mayor medida.
Porque ya se sabe que quema calorías, y es algo bueno en estos días de tantos excesos.
Quizás por imitación a las sonrisas, ahora en época de compras masivas, tan prodigadas en los anuncios... por Reyes Magos, Papás Noeles y demás cuadrilla de personajes imaginarios. Etc.
Sea cual sea la causa, o causas, el efecto que tiene una mayor coincidencia de sonrisas es un ambiente menos crispado.
Pienso que ayudan a desdramatizar los asuntos poco relevantes (un caso: que el Real Madrid haya perdido, hace unos días, contra el Villareal), y a priorizar los temas que tenemos ante nosotros.
Pero hay que saber distinguir varios tipos de sonrisa. Por ejemplo, la sonrisa triste implica que la persona no va a quejarse demasiado por su desdicha, al menos por el momento: hará la mueca y la seguirá soportando; y se superpone a a otra expresión emocional a todas luces negativa, no enmascarándola sino sumándose a ella.
En cambio, con la sonrisa conquistadora, el flirteador muestra una sonrisa auténtica al mirar a la persona que le interesa y de inmediato aparta la vista de ella, pero enseguida vuelve a echarle una mirada furtiva lo bastante prolongada como para que se note, y desvía la vista nuevamente.
A diferencia, en la sonrisa de turbación se baja la vista o se aparta para no encontrarse con los ojos del otro; a veces habrá una elevación momentánea de la protuberancia del mentón (con un movimiento de la piel situada entre el labio inferior y el extremo de la barbilla) en medio de una sonrisa auténtica.
Mientras que la sonrisa mitigadora tiene como propósito limar las asperezas de un mensaje desagradable o crítico, a menudo forzando al receptor de la crítica a que devuelva la sonrisa, a pesar de la molestia o desazón que ésta pueda provocarle. Es deliberada y aparece de forma rápida y abrupta. Las comisuras de los labios pueden contraerse y en ocasiones el labio inferior se alza levemente durante un instante. Suele ir acompañada de un movimiento afirmativo, que se ladea y baja de tal modo que el que sonríe mira un poco de arriba abajo a la persona a quien critica.
Parecida es la sonrisa de acatamiento; significa el reconocimiento de que hay que tragarse una dolorosa píldora sin protestar. Nadie podrá suponer que es feliz el que sonríe, sino que acepta su infausto destino. Se asemeja a la sonrisa mitigadora, pero sin que la cabeza adopte la postura propia de ésta. En cambio, pueden elevarse las cejas un momento, o encogerse los hombros, o dejarse oír un suspiro.
La sonrisa de coordinador regula el intercambio verbal de dos o más personas. Es una sonrisa cortés, de cooperación, que pretende mostrar serenamente coincidencia, comprensión, el propósito de realizar algo o el reconocimiento de que lo que ha hecho el otro es apropiado. Es una sonrisa leve.
La sonrisa de interlocutor es una particular sonrisa de coordinador empleada al escuchar a otro, para hacerle saber que se ha comprendido todo lo que ha dicho y de que no precisa repetir nada. Equivale a decir “está bien”, o al movimiento afirmativo con la cabeza (que suele acompañarla). El que habla no deducirá de ella que su interlocutor está contento, sino sólo que lo alienta a seguir hablando.
Y, por supuesto, está la “sonrisa cruel” o “sádica”, si un individuo disfruta de su rabia. Es una sonrisa de gozosa rabia; presentará un afinamiento de los labios y a veces una elevación del labio superior, sumados a los rasgos de la sonrisa auténtica.
Y ¿por qué esta explicación de distintas sonrisas? Pues porque se trata de sonrisas veraces, que reflejan un estado emocional. Así en la expresión de gozoso desdén, la sonrisa auténtica puede sentirse como una mezcla de tristeza y temor. O como en la gozosa sorpresa: se alzan las cejas, cae el mentón, se eleva el párpado superior y aparece la sonrisa auténtica.
Es esto lo que hace de la sonrisa una expresión tan natural.
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