Ser tajante
- mentestudiosa
- 30 dic 2015
- 2 Min. de lectura

El decir las frases rotundas, sin matiz alguno, da una firmeza al mensaje. Lo que no es claro es que muestre rotundidad, también, en la razón.
Porque decir, por ejemplo, “siempre”, “en ningún caso”, marca una diferencia insalvable entre lo manifestado y el resto. A veces se nos “escapan” términos como éstos, porque estamos acostumbrados a enfatizar nuestras posiciones. Estamos muy seguros de lo que manifestamos. Aunque sea una interpretación cerrada y uniforme de la realidad.
Cuando afirmamos, o negamos, categóricamente estamos transmitiendo que sólo hay una posibilidad, una opción, la que decimos. No admite excepciones, es implacable. Y eso es, cuanto menos, un acto de soberbia.
Pues las circunstancias son matizables, según la situación en cada momento. Cambian dependiendo del momento en que ocurren. Y si no se quiere entender esto se encierra uno en la irrazonabilidad.
No hay, por tanto, nada seguro “al 100%”. Lo que existe es una “escala de grises entre el color negro y el color blanco”.
Quizás un motivo para mostrarnos tajantes es afianzar una certeza nuestra, distinguirla de todos; ¿por miedo? Puede que no lo hagamos de manera consciente, sin toda esta “profundidad”. Pero, nos guste o no, que trasluzca este pensamiento por las palabras empleadas es síntoma de que existe.
Y si nos damos cuenta es un paso para, si queremos, darle una solución. Rendirse a la evidencia, es decir, hacer caso de las experiencias contrarias, o de los argumentos opuestos, es un progreso difícil.
Las raíces de la intolerancia se hunden en una sobrevaloración de lo propio, que lleva a un distanciamiento de lo ajeno.
Así pues, dejemos de tener como referencia esas palabras tan excluyentes y usemos otras como, por ejemplo, “generalmente”, “por regla habitual”, “en la mayoría de las ocasiones”, etc. Quizás de esta forma, con más humildad, seamos capaces de comprender mejor la realidad. Y, también, nos ayudará a relacionarnos mejor.
Pues cuando los seres humanos nos libramos de la miseria, de la ignorancia, del miedo, del dogmatismo y del odio (elementos claramente interrelacionados), evolucionamos de manera muy parecida hacia la racionalidad, la libertad individual, la democracia, las seguridades jurídicas y las políticas de solidaridad.
Hagamos un esfuerzo
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