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Sigamos con las incoherencias

  • Foto del escritor: mentestudiosa
    mentestudiosa
  • 14 ene 2016
  • 2 Min. de lectura

Analicemos un caso concreto: “La calidad de servicio en el Metro de Madrid”.


Y fijémonos, primero, en qué dice esta empresa pública al respecto. Basta leer su publicada Estrategia y Misiones empresariales.


Su primera misión es “proporcinar un servicio de calidad”. Y son varias las líneas de actuación que se fija:

  • Incrementar la calidad percibida.

  • Incrementar la calidad del servicio.

  • Mantener los máximos niveles de seguridad.


Además, manifiesta querer “mejorar aspectos críticos de la calidad de servicio”, ya que su “manera de ser …y responsabilidad social… es un servicio público”.


Hasta aquí todo nítido; rotundos los lemas que inspiran su proceder.


La realidad es otra, contradictoria a esas frases rimbombantes. Pero, ¿cómo se quiere aumentar la calidad reduciendo las prestaciones que se ofrecen? Primera incoherencia.


Porque sólo disminuyendo el número el número de trabajadores dedicados a la atención directa en estaciones (incluidas reparaciones de instalaciones) y de conducción de trenes, la única conclusión es un empeoramiento de las condiciones en que se presta el servicio. Lo cual se ha realizado conscientemente, incluso con el acuerdo sindical, a través de un Expediente de Regulación de Empleo.

Si, a la par, progresivamente se van eliminando el número de vigilantes que están en la Red, es imposible, como se afirma, mantener los máximos niveles de seguridad. Ya que no se ha producido una concienciación, por la población que viaja, para defender/proteger este medio de transporte, que supla esa merma de vigilancia profesional. Segunda incoherencia.


Así pues, por los responsables de Metro de Madrid, o se está mintiendo, o se manipulan las encuestas de opinión y estadísticas para sostener estas mentiras, o se creen que el millón y medio de viajeros diarios son ignorantes. Tercera incoherencia.


Quizás mejor sería tomar medidas para cumplir las promesas. ¿Cuáles?:

  • En primer lugar, dimensionar todas las plantillas, aumentándolas, para garantizar los estándares de calidad. No sólo para recuperar las mejores frecuencias de trenes que, con retraso de dos años, está empezando a “prepararse”.

  • Potenciar una formación profesional a los trabajadores, que afronte los nuevos retos y cambios culturales. Ya que la extensión de las subvenciones (a diferentes colectivos: jóvenes, infantíl, parados de larga duración, etc.) y de la indiferencia (estaciones abandonadas, etc.), está propiciando una cultura del “derecho propio”, que arraiga fuerte, exigente, individualista; lo cual será un continuo foco de peticiones.

  • Convencer de lo bueno que resulta, para todos y cada uno de nosotros, tener un Metro público, de calidad; de respetarlo. Del interés de sus beneficios sociales y particulares. De implicarse en conseguirlo para tener una calidad de vida mejor.

  • A la vez, habría que dotar de actuales medios tecnológicos a las estaciones. Con cambios organizativos y de gestión que ayuden a las anteriores medidas.

Y sólo hemos analizado tres de las líneas de actuación…

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