Buscando sentido
- mentestudiosa
- 6 feb 2016
- 2 Min. de lectura

Actuamos cotidianamente tratando de encontrar sentido a las cosas, a la vida. Tras leer unos textos he vuelto a pensar en ello y me he animado a escribir estas líneas.
Y ¿qué es el sentido?
Sentido viene del latín “sentire”, que significa percibir por los sentidos, darse cuenta, pensar, opinar. El sentido es lo que resulta del sentire. Lo que sopesamos, decidimos, sólo logra ser genuinamente algo para nosotros si algo nos pasa con ello.
Se genera a partir del vínculo y la afinidad que tenemos con algo, aquello a lo cual nos unimos. Tiende a cautivarnos, nos induce a la reiteración, así lo reafirmamos. Ante todo, el vínculo que tenemos con algo es generador de sentido. Nos preocupa el ser de las cosas, del aire, de los otros, de nuestro propio ser; es siempre, y en todo momento, algo que estamos ganando o perdiendo. Es el llamado “trasfondo”.
Al hablar (escribir, realizar, etc.) dotamos de sentido a lo hablado (a lo escrito, a lo realizado, etc.). Estamos atrapados en él; inmersos en él nos llenamos de sentido, nuestro ser se afirma, se generan o recuperan fuerzas para seguir adelante. A partir de aquello que se impone o se apodera de mí, doto de sentido todo lo que hago.
Lo que en verdad une, nos da ciertos referentes, a las personas son aspectos como:
el amor, la amistad, que nos llevan hacia el ideal de una humanidad y sociedad justa, solidaria y armónica;
el saber, la sabiduría como modo de saber profundo;
la creatividad, etc.;
incluso la muerte se presenta como origen de sentido, aunque, a la vez, de modo trágico es la que arrebata todo sentido;
la libertad también posibilita el sentido, pues permite la elección que nos conducirá a actuar de cierta manera, es necesario para ser libre que pueda escoger entre esto o aquello o, incluso, abstenerse de momento de escoger algo.
Son aspectos universales y nos conciernen a todos, a la sociedad en su conjunto. También hay otros, mas individuales, ocasionales, como por ejemplo la dedicación al trabajo, que se convierten en persistentes, atándonos a vínculos y compromisos.
Todo ello nos hace ver que el sentido se nos presenta de manera compleja; porque no conocemos la totalidad de las causas que nos han motivado a actuar, como tampoco sus consecuencias. Pero, nuestro sentido logra renovarse debido a cuestiones más ocasionales, cotidianas, al convertirse en persistentes; si no las hubiera el sentido se anquilosaría.
La razón por la cual algunos momentos que vivimos lo hacemos con profundidad, es porque tenemos presente el trasfondo, con su posibilidad de sentido o sinsentido.
Es en ese trasfondo donde nos debatimos todo el tiempo
sin que lo reconozcamos.
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