Las reuniones son escuelas
- mentestudiosa
- 17 oct 2016
- 2 Min. de lectura

De aprendizaje social, emocional y personal.
Y las que son multitudinarias muestran una gran variedad de matices, que resultan muy entretenidas y enriquecedoras; salvo que se trate, por ejemplo, de sectas.
La congregación de personas, con diferentes ideas y propuestas, genera situaciones complejas, pero muy interesantes de vivir. Porque coinciden quienes sólo quieren ser protagonistas y centro de la atención, o buscan el aplauso fácil, o tratan de imponerse a los demás, etc.
Porque en masivas reuniones hay una tendencia a que los ánimos se exalten. Y, en algunas personas, se vuelven incontrolables, haciendo que se muestren de manera no habitual a como son en su vida cotidiana.
Puede que haya, o se formen, grupos. Entonces se intensificarán las acciones y relaciones, pues algunos son prisioneros de ese grupo y otros sus carceleros.
Unos adoptarán una postura de pérdida de identidad propia, siendo comparsas de los extremistas que se han convertido en sus manipuladores. Les imitarán en sus comportamientos y actitudes, buscando su aprobación para sentirse integrados, perdiendo el sentido de la prudencia, expresándose sin recato de mostrar su falta o deficiente opinión acerca de los temas. Volviéndose más irreflexivos e inflexibles, menos comprensivos.
Pero los instigadores, que no se suelen mostrar, son los más peligrosos. Pues explotan las frustraciones e iras contenidas de los otros.
Posiblemente algunos si pudieran, posteriormente, ver una grabación de su comportamiento se sentirían avergonzados. Otros, en su cerrazón, se autojustificarán, para no reconocer su desmedida conducta.
Creo que una buena forma de abordar estas concentraciones es concienciarse, previamente, en cómo abordar tu participación. En mi opinión, es bueno prepararse para ser respetuoso con los demás y con las posiciones diferentes a la propia, tratar de observar y estar atento a lo que ocurre, sin provocar innecesariamente tensiones al resto, ni dejarse arrastrar por las provocaciones ajenas. Ya que el primordial interés, que habría de moverte, sería expresar tus planteamientos.
Es difícil mantener la calma cuando el ambiente se enrarece tanto.
Si lo consigues la puedes transmitir, creando un mejor clima;
y puedes valorar lo que sucede y reaccionar más adecuadamente.
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