Ser consciente de lo que te pasa, para aprender

Estar despierto, incluso atento, no es suficiente para considerar que eres consciente de qué ocurre. Para ser consciente hemos de comprender/asumir lo que pasa.

Si no eres capaz de saber qué te sucede, difícilmente podrás aprender de ello. Porque es fundamental conseguir sentirlo.

No me refiero sólo a memorizar lo que acontece, sino algo más. A darse uno cuenta qué es lo que sientes (al tocar, al ver, al probar, etc.). Eres consciente/sabedor del acontecimiento, de la emoción. En definitiva, de tu propia existencia y de la de otras personas.

De esta manera, también, cambiarás íntimamente y la siguiente vez enfrentarás el hecho de manera diferente. ¿Por qué?, porque has aprendido.

Después de cada ocasión de aprendizaje te transformas, no eres igual. Así que estamos en continua evolución, basta con desear aprender. Pues de esta manera podrás interiorizarlo, que forme parte de tu ser y llegue a configurar tu personalidad. Poco a poco vamos conformando nuestra consciencia.

A fin de cuentas podría decirse que la consciencia es la habilidad para aprender y retener experiencias, y que éstas nos puedan ayudar para aprender en ocasiones futuras.

Lo cual nos permitirá planificar más complejamente nuestra conducta, y con una visión más prolongada en el tiempo. Además de poder conseguir ideales de conducta, avanzando en la búsqueda de la “verdad”, de la nuestra.

La alternativa… ¿no sentir?, comer pero no degustar, hacer pero no pensar, sobrevivir pero no vivir.

Y, claro, hay que hacerlo conscientemente.