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Miedo y ansiedad

  • Foto del escritor: mentestudiosa
    mentestudiosa
  • 26 mar 2017
  • 2 Min. de lectura


Sentimos miedo y, a continuación, ansiedad; y, seguidamente, miedo y después ansiedad. Si no abordamos las causas del miedo estaremos inmersos en un círculo vicioso dañino, pues el estrés nos envolverá y esto redundará en molestias, tanto físicas como psíquicas.


A veces sentimos temor por cuestiones que no responden a la realidad de la situación. Porque tenemos la tendencia a magnificar el problema y/o exagerar sus consecuencias.


El resultado es un estado de ineficacia ante los hechos y una sensación de impotencia para afrontar el futuro.


El “ritmo” en una interrelación es clave; conjuntarse, conocerse lo suficiente para evitar esos miedos y ansiedades.


Sirva el siguiente ejemplo. Tras la IIª Guerra Mundial el Gobierno de los EE.UU. envió un grupo de expertos a Inglaterra, para analizar, estudiar y entender lo que se produjo durante la guerra, entre las tropas estadounidenses que permanecieron allí destinadas y la población inglesa.


Ocurrió que estos efectivos militares, que estuvieron temporalmente previos al Desembarco en Francia fundamentalmente, mantuvieron relaciones con los habitantes ingleses, de las cuales surgieron numerosos matrimonios y descendientes.


Pero, para gran parte de los estadounidenses la percepción que tuvieron de las personas inglesas era que se trataba de gente frívola. En cambio, la mayoría de estos percibían a los prójimos americanos como semejantes excesivamente ardientes y descarados.


¿Cómo es posible esta tan diferente percepción entre ellos y ellas? Por ejemplo, por el “valor” que cada uno de ellos daban al beso. Sí.


Para los procedentes de EE.UU. era un sencillo acto de simpatía, de acercamiento, de cordialidad; algo normal en una incipiente relación. Mientras que para los residentes en Inglaterra se consideraba un paso de gran confianza e intimidad, que se llegaba a producir cuando la relación estaba muy avanzada.


Así pues, los unos entendían erróneamente las reacciones de los otros. Y establecían prejuicios que no respondían a la naturaleza de los hechos.

Quizás, antes de sacar conclusiones, lo primero que debiéramos hacer

es analizar con objetividad la realidad.

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