11º Aniversario

De la muerte en accidente de trabajo de dos trabajadores de Metro de Madrid, Juanjo y Miguel Ángel, en la estación de Puerta del Ángel, el 10 de abril de 2006.

Amigos y amigas, transcurren los años, vendrán seguro muchos más, y cuando nos veamos nos encontraremos cambiados. Y siempre rescataremos algunos momentos anteriores, cuando estábamos todos juntos.

Creo que estamos perdonando, que ya no pensamos de forma tan negativa a partir de los recuerdos, que no nos regodeamos en ellos. No es que estemos olvidando, sencillamente estamos perdonando.

También opino que aprendemos a ser más felices, recordando más sucesos buenos de los que sucedieron en realidad, y olvidando más los malos. La ventaja es que nos ayuda a enfrentarnos a los acontecimientos adversos. Lo cual, pienso, es muy bueno.

Podemos cambiar las cosas, pero hasta que lo consigamos nuestro objetivo puede ser sensibilizar, y ofrecer otra lente con la que interpretar los hechos. Modestamente, en lo relativo la seguridad en los trabajos en la vía, lo hemos intentado e incluso, en parte, conseguido.

Pero es preciso insistir para despertar las mentes, que adormecen en su pasividad y en su autosuficiencia. No es fácil, ya lo sé, mostrar las posibles consecuencias. Aunque, quizás, haya que recordar que es la gente feliz la que soporta mejor el dolor, la que toma más precauciones de seguridad.

Hagamos, pues, un esfuerzo de racionalización. Mirando algunas cosas como si fueran un problema de lógica, teórico y abstracto. Asignemos a cada evento un valor de probabilidad y otro de impacto; y sigamos una estrategia destinada a reducir el impacto negativo del evento. En definitiva, minimicemos el riesgo y, si es posible, eliminarlo.

Hacerlo así nos obliga a detenernos en analizar lo que está ocurriendo, cómo sucede, armarse de información precisa y detallada; para poder tomar decisiones útiles. Hagámoslo en aquellos ámbitos que entendamos que lo necesitan, confiando en nosotros mismos ya que nacemos con unos instintos sobre lo correcto y lo incorrecto.

Porque no podemos quedarnos esperando evidencias de que nuestro sueño es posible; hemos de explorar posibilidades y aventurarnos.

No doy lecciones, ofrezco experiencias. Y os digo que, para mejorar la comunicación, no hay nada como mejorar la relación; y, para mejorar la relación, no hay nada como mejorar nosotros mismos.

Un abrazo muy fuerte a todos y todas. En especial, y permitídmelo, a vosotras, Marga y Aitana, en esta fecha tan señalada.

Seguimos queriendo haceros más llevadera su ausencia, haciéndole presente entre nosotros; no con pena, sino con una sonrisa y un beso.

En memoria de Juanjo y de Miguel Ángel